1er domingo de Adviento

Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

En el tiempo de Adviento nos preparamos para salir al encuentro del Señor, que vino, que viene y que vendrá al fin de los tiempos. Es un tiempo de alegría y esperanza. En este primer domingo se nos llama a reflexionar sobre la necesidad que tenemos de que Dios nos salve y a pedirle que venga y nos llene de su gracia: «¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!» (1 lect.). San Pablo nos recuerda que forma parte del ser cristiano el vivir «aguardando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (2 lect.), de la que no sabemos ni el día ni la hora. Por ello hemos de velar en la oración, sin dormirnos (Ev.).

Rescatamos aquí una publicación de hace algunos años sobre el Icono de la Navidad, que nos acerca al significado de lo que estamos esperando.

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