¡Viva la virgen de la Paloma!

Sacratísima Madre de Dios:

Tórtola solitaria, Purísima Paloma, Fénix de amor,

que sola en vuestro retiro,

renovando en vuestro corazón la memoria

de la Pasión y Muerte de vuestro Divino Hijo,

creció tanto en vuestra alma

el deseo de gozar su Presencia,

y el sentimiento de considerarle ausente,

que os puso la pena de tan recia Soledad

en el último extremo de la vida,

sin que cosa criada os pudiera servir de alivio

en tanta Soledad. 

¿Qué Serafín Señora, podrá alcanzar vuestro amor?

¿Ni que Querubín podrá explicar vuestra pena

en este santísimo Misterio? 

Yo le adoro y le amo,

por Él os suplico me alcancéis

 de vuestro amadísimo Hijo Jesús

solución conveniente a esta gran necesidad

que ahora tanto me preocupa y causa intranquilidad.

Sabiéndome amparado-a y escuchado-a,

concededme también os ruego

el don de la perseverancia en su amor y servicio,

hasta verle glorioso,

para su gloria, vuestro honor

y mi utilidad eterna,

y suplicarle por mí, os imploro,

 que no me niegue la gracia

 que pido en esta oración.

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