El Icono de la Natividad del Señor (5ª Parte)

LA SAGRADA FAMILIA:
2012-12-26 10.XX.48 Web
• San José
En uno de los laterales del icono encontramos sentado a un pensativo José escuchando a una figura que va a representar lo que podríamos llamar “La voz de la razón no iluminada”. José aparece un poco lejos de la gruta, para indicar que el Niño tiene otro padre. Los colores de su ropa son más terrenales que los de la virgen, terrosos, verdes y anaranjados.

Somos libres de imaginar a qué se puede deber el ensimismamiento de José. Una explicación sería el no poderse creer lo que ha experimentado. A veces esperamos que Dios irrumpa con su acción divina en medio de nuestra vida de manera deslumbrante, pero lejos de ello Dios lo hace de modo normal, dentro de las leyes de la física. En este caso una mujer da a luz un niño y José ha sido testigo del nacimiento, y aparentemente no hay nada distinto en él, salvo el que haya ocurrido en condiciones desfavorables: en una cueva con animales.­­­­­

El pastor que está de pie a su lado, cubierto de pieles y apoyado en un báculo corto -del tamaño de una garrota- es el diablo que pretende San José y Demonioinducirle a la duda (dia-bolo = el que separa; sim-bolo = el que une). La tradición da al pastor-demonio el nombre de “Tirso”, refiriéndose al nombre del bastón del dios griego Baco y de sus sátiros. A veces aparece representado con dos cuernecillos, o con dos cabezas o como dos personajes unidos –uno de ellos mirando hacia atrás–, representando su doble personalidad. Es el tentador, que no da la cara, razón por la que lo vemos mirando atrás o de perfil.

José había tenido sueños, había oído voces angélicas, y se le había asegurado de diversos modos que el niño nacido de María era el Mesías esperado, el Hijo de Dios. Pero, aun así, la fe resulta dura y José se debate ante ella: ¿cómo puede ser Dios y hombre este Niño?, ¿cómo una Virgen ha podido dar a luz una criatura? El pastor Tirso se hará eco de la duda: “Así como este bastón (doblado o partido -cetro roto de su antiguo poder) no puede producir brotes, tampoco un viejo como tú puede engendrar y, por otro lado, una virgen no puede alumbrar”. Pero la vara de San José florece y un arbolillo que vemos en el icono y que nace de un tronco cortado crece (ver 1ª Parte).

La fe requiere asumir y pasar por alto las dudas, y para poder hacerlo necesitamos encontrar una buena razón. La razón que José encuentra es el inmenso AMOR que siente hacia su esposa María y hacia ese niño recién nacido, Jesús; a los que va a cuidar y proteger durante el resto de su vida. La aureola alrededor de la cabeza de San José ya lo muestra como vencedor de la tentación; la Sagrada Familia que celebramos hoy no se basa en “la voz de la sangre” sino en la confianza, en un amor entregado que nos llama a cuidarnos unos a otros.

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